miércoles, 31 de octubre de 2007

La llorona y sus Historias

















































































Es una leyenda mexicana, la que aquí se presenta, aparece en el libro Leyendas y sucedidos del México colonial, compilación de Víctor J. Gómez, México, Gómez Gómez Hnos., 1999.
Este era el lamento que continuamente se escuchaba en la ciudad de México: ¡Ay de mis hijos, que será de mis hijos! Se daba el toque de queda en la catedral y todos los habitantes de la ciudad cerraban las puertas de sus casas con cuanto tuvieran a la mano. Se encerraban a piedra y lodo, pues nadie quería ni siquiera asomar los ojos hacia fuera. Dicen que hasta los viejos soldados conquistadores, que demostraron su valentía en la conquista de México, no querían salir a la calle, al llegar esa hora terrible. Los hombres se encontraban cobardes y a las mujeres les temblaba todo el cuerpo; los corazones se sobresaltaban al oír este gemido terrible, largo, que penetraba hasta los huesos. ¿Quién podría ser el valiente que se atreviese a salir a la calle ante ese llanto que causaba profunda lástima y que se escuchaba noche a noche por la ciudad entera? ¡La llorona! Clamaba la gente y del puro susto apenas podían murmurar una pequeña oración y con la mano temblorosa hacían la señal de la cruz. Las mujeres oprimían sus rosarios con el corazón, cruces o imágenes que llevaban colgando de sus cuellos.
La ciudad vivía verdaderamente aterrorizada.
Cuando se escuchaban los gemidos de esta mujer, más de algún valiente quiso salir a ver quien era la persona que emitía esos gritos tan angustiosos, costándole en ocasiones a unos la vida o a otros el juicio que veían perdidos por el susto. Se decía que esto era cosa de ultratumba, pues si se tratara de gritos humanos, éstos no se escucharían a más de tres calles de distancia y sin embargo estos lamentos se oían por toda la ciudad; traspasaban paredes y todos los habitantes los escuchaban. Hubo algunos envalentonados por el vino, que al salir de las tabernas pretendían ir a su encuentro, encontrando en esta hazaña la muerte. Otros quedaron locos de la impresión y los menos, no volvieron a intentar esta aventura y preferían quedarse encerrados en sus casas. La llorona era una mujer que flotaba en el aire, con un vestido blanco y cubría su descarnado rostro con un velo muy suave, que permitía verle la calavera de su cara. Cruzaba toda la ciudad con mucha lentitud; unas noches por unas calles o plazas y otras por distintas callejuelas; dicen los que la vieron que alzaba los brazos y emitía aquel quejido angustioso que asustaba a todos los que la escuchaban: ¡Ay, ay de mis hijos, que será de mis hijos! Luego se desvanecía en el aire y se trasladaba a otro sitio a emitir sus quejidos.
De una calle a otra, recorría plazas diversas, hasta llegar a la Plaza Mayor; allí se ponía de rodillas, besaba el suelo y se ponía a llorar con mucha desesperación, terminando con un largo ¡Ayyy!Se levantaba y se encaminaba hacia la orilla del lago caminando lentamente y ahí se perdía, se vaporizaba en el aire y se perdía de vista, no se sabe si se sumergía en las aguas o se disolvía, puesto que los que la llegaron a seguir, dicen que en este sitio se perdía de vista. Esto pasaba todas las noches en la ciudad de México y verdaderamente tenía inquietos a los habitantes de la ciudad, pues nadie podía explicarse quien era esa mujer y cual era la razón de sus lamentos. Muchas eran las versiones que se daban en torno al suceso. Unos decían que esta mujer había fallecido lejos de su esposo a quien amaba profundamente y que venía de ultratumba a verle y a llorarle, pues no podía estar con él, pues se decía que dicho caballero había vuelto a contraer nupcias con una bella dama y que ya la había olvidado completamente. Otras lenguas afirmaban que la mujer nunca pudo desposarse con el caballero, pues la sorprendió la muerte antes de que le diera su mano y la razón por la cual venía del más allá, era para volverle a ver, pues resultaba que el tal caballero se encontraba perdido en vicios que perturbaban su alma.
Al decir de otras gentes, se creía que la mujer era viuda y que se lamentaba de esta forma, porque sus hijos huérfanos estaban sumidos en la más honda desgracia, sin que ningún corazón se moviese por ayudarlos. También se corría la versión de que la mujer era una pobre madre a quien le asesinaron a todos sus hijos y que su salir de la tumba era para llorarles. Otros afirmaban que había sido una esposa infiel y que como no hallaba paz en la otra vida, venía del mundo de los muertos, con el fin de alcanzar el perdón por sus faltas cometidas en vida. Algunos decían que la mujer había sido asesinada por un marido celoso; se comentaba también que la famosa llorona era la célebre Doña Marina, quien de todos es sabido que vivió amancebada con el conquistador Hernán Cortés y que venía a este mundo con permiso del Cielo, a llenar el aire de lamentaciones, en franca señal de arrepentimiento, por haber traicionado a su pueblo, al ponerse del lado de los conquistadores españoles y que cometieron tantas brutalidades contra su pueblo. Esta pobre alma viajaba por todo el país de México, llegando a cada ciudad en donde; en las noches de luna se veía pasar su silueta blanca y profiriendo sus espantosos lamentos que asustaban al ganado; se le llegó a ver hincada al pie de cruces; salía con gran misterio de las cuevas, donde habitaban salvajes fieras emitiendo siempre su lamento ¡Ay, ay de mis hijos, que será de mis hijos!
Esta leyenda de la llorona es muy antigua, sus orígenes se remontan al México Prehispánico, pues había la leyenda de que las mujeres muertas en parto, solían venir a este mundo en una fecha determinada del calendario, convirtiéndose en fantasmas para asustar en los caminos a quien se le pusiera enfrente. Esta tradición se deriva también de las premoniciones que tuvieron los antiguos mexicanos antes de la llegada de los españoles, pues se afirmaba que salía una mujer del lago que angustiada decía: ¡Ay hijos míos, ha llegado ya la hora de vuestra destrucción! Todavía hasta los primeros años del siglo XVII se siguieron escuchando los gritos de la llorona en las calles de la ciudad de México; misteriosamente despareció para siempre y ya no se volvió a escuchar su quejido angustioso por las noches y ya pudieron dormir tranquilos los habitantes de la ciudad de México.
La Mulata de CórdobaEs una leyenda colonial mexicana basada en un caso que sucedió en el siglo XVI cuando la Santa Inquisición acusó de hechicería a una joven y bella mulata y cuyo expediente completo se encuentra en el fondo Inquisición en este Archivo General de la Nación. Sobre esta leyenda existen muchas versiones de las cuales, la que aquí se presenta, aparece en el libro Cuentos de espantos y aparecidos, publicado en México por ediciones Huracán en 1984 y se trata de una versión de Francisco Serrano e inspirada en textos del historiador Luis González Obregón (1865-1938) y del poeta Xavier Villaurrutia (1903-1950).
Cuenta la leyenda que hace más de dos siglos vivió en la ciudad de Córdoba, en el estado de Veracruz, una hermosa mujer, una joven que nunca envejecía a pesar de los años.
La llamaban la Mulata y era famosa como abogada de casos imposibles: las muchachas sin novio; los obreros sin trabajo, los médicos sin enfermos, los abogados sin clientes, los militares retirados, todos acudían a ella, y a todos la Mulata los dejaba contentos y satisfechos.
Los hombres, prendados de su hermosura, se disputaban la conquista de su corazón. Pero ella a nadie correspondía, a todos desdeñaba. La gente comentaba los poderes de la Mulata y decía que era una bruja, una hechicera.Algunos aseguraban que la habían visto volar por los tejados, y que sus ojos negros despedían miradas satánicas mientras sonreía con sus labios rojos y sus dientes blanquísimos.
Otros contaban que la Mulata había pactado con el Diablo y que lo recibía en su casa; decía que si se pasaba a media noche frente a la casa de la bruja, se veía una luz siniestra salir por las rendijas de las ventanas y las puertas, un luz infernal, como si por dentro un poderoso incendio devorara las habitaciones. La fama de aquella mujer era inmensa. Por todas partes se hablaba de ella y en muchos lugares de México su nombre era repetido de boca en boca.
Hace tiempo, mucho tiempo que vive en la vecindad al lado de la plazuela.¿En verdad? ¡No es cierto! Nunca la hemos encontrado en el patio, en el zaguán. Ni en la calle, ni en la iglesia ni tampoco en el mercado:¡Luego ella no es de este barrio, luego llegó de repente!En Córdoba ¡desde cuándo apareció de improviso!...
Nadie sabe cuánto duró la fama de la Mulata. Lo que sí se asegura es que, un día, de la villa de Córdoba fue llevada presa a las sombrías cárceles del Tribunal de la Inquisición, en la ciudad de México, acusada de brujería y satanismo.
La mañana del día en que iba a ser ejecutada, el carcelero entró en el calabozo de la Mulata y se quedó sorprendido al contemplar en una de las paredes de la celda el casco de un barco dibujado con carbón por la hechicera, quien sonriendo le preguntó:
- Buen día, carcelero; ¿podrías decirme qué le falta a este navío?
- ¡Desgraciada mujer! - contestó el carcelero-. Si te arrepintieras de tus faltas no estaría a punto de morir.- Anda, dime, ¿qué le falta a este navío?, - insistió la Mulata.
- ¿Por qué me lo preguntas? Le falta el mástil.
- Si eso le falta, eso tendrá - respondió enigmáticamente la Mulata.
El carcelero, sin comprender lo que pasaba, se retiró con el corazón confundido.
Al mediodía, el carcelero volvió a entrar en el calabozo de la Mulata y contempló maravillado el barco dibujado en la pared.
- Carcelero, ¿qué le falta a este navío? - preguntó la Mulata.
- Infortunada mujer- le replicó el desconcertado carcelero-. Si quisieras salvar tu alma de las llamas del infierno, le ahorrarías a la Santa Inquisición que te juzgara. ¿Qué pretendes?... A ese navío le faltan las velas.
- Si eso le falta, eso tendrá- respondió la Mulata.
Y el carcelero se retiró, intrigado de que aquella misteriosa mujer sus últimas horas dibujando, sin temor de la muerte.
A la hora del crepúsculo, que era el tiempo fijado para la ejecución, el carcelero entró por tercera vez en el calabozo de la Mulata, y ella, sonriente, le preguntó
- ¿Qué le falta a mi navío?...
- Desdichada mujer, -respondió el carcelero-, pon tu alma en las manos de Dios Nuestro Señor y arrepiéntete de tus pecados. ¡A ese barco lo único que le falta es que navegue! ¡Es perfecto!
- Pues si vuestra merced lo quiere, si en ello se empeña, navegará, y muy lejos...
- ¡Cómo! ¿A ver?
- Así -dijo la Mulata, y ligera como el viento, saltó al barco; éste, despacio al principio y después rápido y a toda vela, desapareció con la hermosa mujer por uno de los rincones del calabozo.
El carcelero se quedó mudo, inmóvil, con los ojos salidos de sus órbitas, los cabellos de punta y la boca abierta.
Nadie volvió a saber de la Mulata;Se supone que está con el demonio.Quien les crea a los cuentos de hechicerasQue pruebe a pintar barcos en los muros.
LOS SIETE MISTERIOS DE MÉXICO


Mundo Misterioso ha recorrido miles de kilómetros, a lo largo y ancho de México, para recopilar infinidad de enigmas y misterios que todavía perviven en las entrañas del país azteca. A medio camino entre el folklore, la superstición, y las fronteras de la ciencia, estos son los principales siete misterios de México...
1. Peyote: el misterio nacional
Desde que el antropólogo, y posterior brujo, Carlos Castaneda publicó su Enseñanzas de Don Juan, los conceptos chamán y mexicano se hicieron sinónimos. Castaneda explicaba en sus libros gracias al peyote, un cactus alucinógeno local, y a la pericia del indio yaki don Juan Matus, su percepción de la realidad se alteró iniciaticamente para siempre. A partir de ese instante desde todo el mundo viajaron hasta el país curiosos y estudiosos, en busca del Peyote.
Algunos de aquellos primeros viajeros de la conciencia tuvieron la fortuna de encontrarse en su camino con autoridades en la materia, como la bruja Maria Sabina, la sabia de los alucinógenos de Huautla. Huautla es una comunidad en la sierra mazateca del estado de Oaxaca donde María Sabina trabajaba con los hongos alucinógenos, y con el Peyote, para producir estados alterados de conciencia. Y hasta Huautla peregrinaron intelectuales, políticos, antropólogos, estudiantes, etc, en busca del Peyote, y otros alucinógenos chamánicos.
Actualmente el Instituto Nacional Indigenista de Huautla, tras comprar un terreno de 120 metros cuadrados, muy cerca de la casa donde vivió María Sabina, prepara la construcción de un Museo de María Sabina, dedicado al Peyote, los hongos alucinógenos y el chamanismo mexica.
Poco antes de fallecer, el 22 de noviembre de 1985, María Sabina advirtió de que los nuevos sistemas de cultivo, la contaminación, etc., mermaría la existencia del Peyote y los hongos alucinógenos en los sembrados mexicanos, y también de que muchos charlatanes intentarían aprovecharse de la fama del Peyote para estafar a los turistas. Y así fue. Sin embargo, en algunos lugares todavía se desarrollan rituales ancestrales, normalmente limitados a los mexicas nativos, donde el peyote es el elemento mágico principal.
Mundo Misterioso tuvo la oportunidad, impagable, de participar en una toma ritual de peyote, con chamanes mexicanos, durante el transcurso de un Temascal de Guerreros (un ancestral ritual del fuego precolombino). Y a pesar de la extrema dureza física de la experiencia, nosotros también fuimos protagonistas del extraordinario viaje psíquico que genera el "venado azul" (peyote) en el espíritu de quienes lo ingieren durante el transcurso de un ritual. Y podemos certificar que todavía hoy, bien entrado ya el siglo XXI, es posible encontrarse con el "aliado" del que hablaba Castaneda, en las entrañas de algunos bosques mexicanos. Pero el viajero deberá ser prudente y aprender a discernir entre los oportunistas que le aborden en el hotel o en la parada del autobús para venderle semillas de Peyote, o venderle un "ritual iniciático" por un puñado de dólares, y los verdaderos chamanes que conciben el peyote como un aliado espiritual, con el que no se puede comerciar...
2. La Llorona... La "Santa Compaña" mexicana
"Consumada la conquista -dicen los cronistas de Indias- y poco más o menos pasada la media noche, principalmente cuando había luna, los habitantes de la gran ciudad de México despertaban espantados al oír, en la calle, tristes gemidos lanzados por una mujer a quien afligía sin duda, honda pena moral o tremendo dolor físico. Las primeras noches, los vecinos contentábanse con persignarse o santiguarse, al oír aquellos lúgubres gemidos que eran, según ellos, de ánima del otro mundo; pero fueron tantos y repetidos y se prolongaron por tanto tiempo, que algunos osados y despreocupados, quisieron cerciorarse con sus propios ojos qué era aquello; y primero desde las puertas entornadas, de las ventanas o balcones, y enseguida atreviéndose a salir por las calles, lograron ver a la que, en el silencio de las obscuras noches o en aquellas en que la luz pálida y transparente de la luna caía como un manto vaporoso sobre las altas torres, los techos y tejados y las calles, lanzaba agudos y tristísimos gemidos".
Este es el inicio de una leyenda que se prolonga desde la conquista de México hasta nuestros días. "La Llorona" es un ser espectral, al estilo de la española "Santa Compaña", que vaga por los caminos de todo el país azteca, dejándose ver por algunos vivos que tienen la fortuna de presenciar tan insólita aparición... o infortunio. La aparición de "La Llorona" como otras criaturas espectrales del folclore mexicano ha contribuido enormemente en la particular concepción que los mexicanos tienen de la muerte y del más allá. Y es que la visión de esa mujer espectral causa un profundo pánico e impotencia a todos los que aseguran haberla visto. Mundo Misterioso ha tenido la oportunidad de recoger en diferentes puntos de México testimonios reales, y recientes, de la aparición.
Gloria Rosa Pérez, vecina del pueblo de Ameca-Ameca, nos narraba así su escalofriante experiencia:
"Cuando tenía 10 añitos, mi abuela y yo asistimos al velatorio de una vecina. Al volver a casa, por el camino del pueblo (Ameca-Ameca) oímos un ruido y la abuela me dijo que me voltease a ver quien venía, y vi a una mujer vestida de blanco, con el pelo suelto, volando sobre el camino. La mujer volaba hacia nosotros pero no llego a alcanzarnos en ningún momento. Al llegar junto a un árbol se detuvo y entonces empezó a gritar. Y de pronto desapareció en el aire..."
Otro de los casos contemporáneos de la aparición de "La Llorona", que recopilamos personalmente en México, nos llega de labios de un testigo radicalmente opuesto a Gloria Rosa Pérez. Se trata de la experiencia de Alberto Islas, ex-policía judicial, hombre de clase social y cultural media alta, que nos recibe en su domicilio de la Colonia Miguel Hidalgo, en la periferia del Distrito Federal.
"Yo estaba con mi novia, hace ya muchos años, y la había acompañado a casa para despedirnos después de una tarde paseando y, en fin, lo que hacen todos los novios. Ya había anochecido, y yo acababa de dejarla en la puerta de su casa, y entonces la vi. Era una mujer, de unos treinta o cuarenta años. Llevaba un vestido blanco muy holgado, y semitransparente. Tenía el cabello suelto, y negro como el azabache. Estaba como flotando y de pronto empezó a gritar. Eran unos gritos espeluznantes, unos lamentos de verdad sobrecogedores... y de pronto desapareció en la noche. Como si la hubiesen jalado desde el más allá..."
La tradición de "La Llorona" tiene sus raíces en la mitología de los antiguos mexicanos. Sahagún, en su Historia (libro 1º, Cap. IV), habla de la diosa Cihuacoatl, la cual "aparecía muchas veces como una señora compuesta con unos atavíos como se usan en Palacio; decían también que de noche voceaba y bramaba en el aire... Los atavíos con que esta mujer aparecía eran blancos, y los cabellos los tocaba de manera, que tenía como unos cornezuelos cruzados sobre la frente". Nos encontramos, por tanto, ante un episodio viviente, actualizado y totalmente real para sus protagonistas, del antiquísimo folclore mexica hecho carne... eso si, carne espectral...

3. El valle de las luminarias
En mayo de 1607 los españoles fundaban la ciudad del valle de Santiago. Sin embargo aquella región, como todas las del México precolombino, existían mucho antes de la llegada de Hernán Cortés. Y lo que hoy es Santiago, era conocido como Camémbaro, que significa "País de las Siete Luminarias". Como explica con detalle J.J. Benítez en Mis enigmas favoritos, el nombre Camémbaro se debe a los 7 volcanes extinguidos (en realidad 13, aunque solo 7 importantes) que se alzan en un margen de 7 kilómetros cuadrados.
En torno a esos siete volcanes, las "siete luminarias", existen todo tipo de misterios. Ya los cronistas de indias mencionaron leyendas como la del "Chan", un monstruo que supuestamente viviría en una de las luminarias, la Alberca, que como las demás ha sustituido la incandescente lava por lagos de aguas profundas. En otros, como el Yuriría, dice la tradición que cambia el color de la aguas poco antes de los terremotos.
Benítez recoge en su libro testimonios directos de la aparición del Chan, como Guillermo García Aguilar, José Manuel García Rivera, etc., que nada tienen que envidiar a los relatos sobre el monstruo del lago Ness.
Pero tal vez uno de los enigmas más extraordinarios del Valle de las Luminarias es el que acaparó la atención internacional hace veinte años. En dichas fechas varios campesinos del valle, como Óscar Arredondo o José Carmen García, asombraron a la opinión pública con unos frutos y legumbres de colosales dimensiones. Matas de apio de un metro de altura, hojas de acelga de 1,85 m., cebollas de 15 kg. y otros prodigios vegetales, anonadaron a propios y extraños. Sin embargo la presión de las multinacionales hizo que los campesinos del Valle de las Luminarias desapareciesen de los medios de comunicación, y que dejasen de producir aquellos prodigios que podían haber contribuido notablemente a paliar el hambre en el mundo.
Ante la curiosidad de investigadores como Benítez, por averiguar el origen de aquella técnica secreta para producir tales legumbres gigantes, algunas voces sugirieron que se trataba de conocimientos legados por seres "no humanos", y relacionados con los ciclos de la astrología aplicados a la agricultura (¿?)
Pero es imposible concluir esta breve referencia al valle de las Luminarias sin citar su enigma por excelencia, apuntado ya por Ignacio Ramírez en su libro El Nigromante, a finales del siglo pasado. Y es que los siete volcanes que conforman esa región, vistos desde el aire, resultaron ser una réplica exacta de las siete estrellas de la Osa Mayor... ¿cómo puede existir una réplica en el suelo mexicano de la constelación de El Carro?... ¿Casualidad?

4. Volcanes: señales en el cielo y en la tierra
Cuando el visionario español Saulo Sabá se atrevió a profetizar un próximo contacto con extraterrestres, desde el plató del programa Crónicas Marcianas (el de más audiencia en todas las televisiones de España), ubicó ese inminente aterrizaje O.V.N.I. en un lugar muy concreto, y no debido al azar: El volcán Popocatepetl.
Los volcanes han supuesto siempre un punto de inflexión en la mitología mexica. Un buen ejemplo lo supone el Valle de las Siete Luminarias, al que ya nos hemos referido. En México esos volcanes, rodeados de leyendas, son numerosos. En algunos se realizaban sacrificios humanos, otros eran considerados una puerta incandescente al infierno, y otros el hogar de los dioses del abismo. Pero de todos los volcanes mexicanos dos resultan especialmente importantes desde el punto de vista mistérico: el Ixta y su "pareja" el Popo o Popocatepetl.
Según pudo averiguar Mundo Misterioso en el Museo Arqueológico de México D.F., ya Sahagún, en su Historia General de las cosas de la Nueva España (Tomo II, pág. 479 y ss) se refiere al Popocatepetl y al Ixtactepetl, y los misterios que lo rodeaban. Así que también visitamos estos volcanes y recogimos sus leyendas antiguas y contemporáneas.
En tiempos de la Conquista, los aztecas contaban una romántica historia sobre el origen de estos volcanes, que nada tiene que envidiar al Romeo y Julieta de Shakespeare.
El rey azteca, dice la leyenda, tenía una única hija, Ixta, que se desposará con el mejor de sus guerreros. Y ese resulta ser Popo, quien en plena batalla contra una tribu enemiga de los aztecas es víctima de una conspiración. Los enemigos hacen correr el rumor de que Popo ha muerto en combarte, e Ixta, llevada por la desesperación, se suicida. Cuando Popo regresa a la corte del cacique y descubre la muerte de su amada la traslada a las afueras del pueblo donde también morirá de amor. Los dioses decidieron convertir sus pirámides funerarias en dos volcanes, uno frente al otro, y desde entonces el Popo deja oír sus lamentos, y correr sus lágrimas de lava, para recordar que todavía vela la tumba de su amada Ixta.
Leyendas nativas aparte, esta documentado que desde antes de la Conquista se celebraban rituales de sacrificios humanos en ambos volcanes, que eran considerados morada de dioses por los antiguos mexicas. Curiosamente en los últimos cinco años tanto el Ixta, como especialmente el Popocatepetl, han sido objeto de numerosas presencias OVNI. Tanto los observatorios sismológicos, que vigilan atentamente cada sacudida de los volcanes, como los habitantes de los pueblos cercanos a los mismos, afirman escuchar sonidos extraños provenientes del interior, y misteriosas luces sobrevolando los cráteres... Los extraterrestres profetizados por Saulo Sabá no se dejaron ver ante las cámaras de televisión, sin embargo las fotografías de O.V.N.I.'s sobre el Popocatepetl, como sobre otros volcanes mexicanos, cada vez son más...

5. Mayas: ayer y mañana de un enigma
El 11 de agosto del año 2012 será el día en que regresarán los dioses... Esto al menos es lo que aseguran los especialistas que han interpretado los grabados de ciertas estelas mayas, conservadas en emplazamientos arqueológicos de Guatemala y México, que Mundo Misterioso ha podido visitar.
Esta profecía es el ariete de muchos nacionalistas aztecas que, en el inicio del siglo XXI, intentan relanzar la cultura, el idioma, y las tradiciones arrebatadas por los españoles tras la conquista de México. Sin embargo ni siquiera los descendientes de aquellos mayas tienen muy claro cual fue el origen de su cultura y, lo que es más inquietante, porqué desapareció su pueblo.
Los emplazamientos mayas de la selva del Petén, con Palenque a la cabeza, como los enclaves arqueológicos aztecas, del norte y centro del país, todavía encierran muchos misterios.
La arquitectura es uno de ellos. La colosales construcciones piramidales de Teotihuacan, por ejemplo, poco tienen que envidiar a los recintos funerarios egipcios. Mundo Misterioso, por ejemplo, ha tenido la oportunidad de recorrer -en exclusiva- los túneles y galerías subterráneas de algunas de las pirámides mexicanas, cerradas al turismo, descubriendo canales de ventilación (probablemente utilizados con fines rituales) idénticos a las pirámides faraónicas.
Pero otro de los aspectos mistéricos de las construcciones mayas son los rituales mágicos que los sacerdotes mayas continúan haciendo en la actualidad. Chamanes como Ricardo "Gorila" Cervantes permitieron a Mundo Misterioso asistir a ceremonias ancestrales, heredadas directamente de los sacerdotes mayas, en los templos subterráneos de algunas tumbas y pirámides mayas, que permanecen vetados a los ojos de los turistas. En este caso el viajero que desee asistir a estos rituales mayas o aztecas, trasmitidos generación tras generación, de unos chamanes a otros, deberá someterse dócilmente a todo tipo de pruebas e "interrogatorios" con los que el sacerdote evaluará si es oportuno o no que el extranjero acceda a tales ritos cuyo origen se pierde en la noche de los tiempos. En los tiempos en que soberanos como Pacal, pisaban el suelo mexicano. Si el resultado del examen es positivo, pasará a engrosar las listas de los que aguardan, pacientemente, al año 2012... el año del regreso de los dioses.

6. México: Capital internacional de los O.V.N.I.'s
Desde que el periodista José Jaime Maussan Flota presentó a los televidentes un documental sobre el contactado suizo Billy Meier, a principios de los noventa, las cosas han cambiado mucho. Aquel episodio de la serie 60 Minutos marcó un antes y un después en la vida de Maussan, y también en la concepción del fenómeno O.V.N.I. para los mexicanos. En 1991 Jaime Maussan fundó la empresa Programas de Investigación, y a través de ella produciría, tras el éxito de audiencia sin precedentes en la televisión mexica por el video sobre Meier, un sin fin de documentales sobre el fenómeno O.V.N.I. que alcanzaría su momento álgido con el programa Los Vigilantes. Maussan consiguió que miles de mexicanos, seguidores de sus programas televisivos saliesen a las azoteas, a los caminos y a las playas de todo el país, para vigilar los cielos con sus cámaras de video. La consecuencia fue que México se convirtió en el país del mundo con mayor número de avistamientos O.V.N.I. reportados... y grabados en video.
Sin entrar en polémicas, hasta los detractores de Maussan deben reconocer que él consiguió la mayor sensibilización de un país para con el fenómeno O.V.N.I. en toda la historia. Y si por un lado México se convirtió, desde finales de los noventa, en la incuestionable capital mundial de la ufología, gracias a Los Vigilantes, también debemos reconocer a Maussan el haber conseguido exclusivas periodísticas ufológicas sin precedentes. Este periodista mexicano logró quebrar el silencio del contactado Billy Meier, quien le concedió una entrevista exclusiva tras años de alejamiento de la prensa; consiguió entrevistar a astronautas -como Gordon Cooper- que le relataron sus incidentes O.V.N.I. en el espacio; consiguió filmar en el Area 51, etc.
Por todo ello, y entre defensores y detractores apasionados, Maussan convirtió en México el fenómeno O.V.N.I. en algo habitual. Por esa razón desde México nos han llegado casos, como el de Las Lomas, o los citados O.V.N.I.'s del Popocatepetl, que se han convertido ya en clásicos para toda la ufología internacional. Y por ello también los mexicanos, sin duda la población humana con mayor grado de "cultura ufológica" al margen de matizaciones, han sido los primeros en conocer casos tan controvertidos como el de
Jonathan Reed, que se han hecho ya un lugar en los clásicos más polémicos de la ufología internacional, junto a otros affaires como Roswell, Meier, Adamski o UMMO...
Ahora los relatos ancestrales sobre los dioses blancos, la serpiente emplumada, los carros voladores de los dioses, e incluso algunas representaciones arqueológicas realmente sugerentes, de dichos "carros voladores", son revisadas desde la óptica de la ufología, lo que abre un sinfín de posibilidades a la imaginación.

7. Guadalupe: los ojos de un misterio
La inminente canonización del indio Juan Diego, protagonista de la aparición de la
Virgen de Guadalupe en el cerro del Tepeyac, ha vuelto a generar una encendida polémica en la opinión pública mexicana en torno a los milagros atribuidos a dicha aparición. Según el magisterio católico, la intervención del indígena Juan Diego, beatificado el 6 de mayo de 1990 por Juan Pablo II, habría salvado la vida de un joven de 19 años que había intentado suicidarse en el Distrito Federal. Pero esta no fue la única noticia "milagrosa" relacionada con Guadalupe que el pasado año llegó a la prensa internacional...
La tecnología digital también arrojó nuevas claves para comprensión de uno de los fenómenos más sorprendentes de la milagrería mexicana: el misterio de los ojos de la Virgen de Guadalupe. Según declaraba a Mundo Misterioso el ingeniero José Aste Tönsmann, ese mismo año 2001 había viajado al Vaticano para presentar el fruto de sus ultimas reflexiones y estudios, en torno al "milagro de la Virgen de Guadalupe" ante la Santa Sede.
El reflejo transmitido por los ojos de la Virgen de Guadalupe es la escena en la que Juan Diego mostraba al obispo fray Juan de Zumárraga y a los presentes en la estancia el manto con la misteriosa imagen. Era el 9 de diciembre de 1931. La técnica que ha utilizado para sus últimos estudios el ingeniero Aste Tönsmann es la del proceso digital de imágenes usado por los satélites y por las sondas espaciales para transmitir informaciones visivas, y que confirman el resultado de análisis ópticos anteriores.
En la presentación de sus conclusiones ante el Vaticano, el ingeniero se aventura a ofrecer porqué considera que en los ojos de la Virgen hay un mensaje "escondido" para nuestro tiempo, cuando la tecnología es apta para descubrirlo, y cuando dicho mensaje es más necesario. "Este puede ser el caso de la imagen de la familia en el centro del ojo de la Virgen, en una época en que la familia está bajo un serio ataque en nuestro mundo moderno". Un mensaje, además -opina Tössmann- profundamente antirracista, pues varias etnias se encuentran reflejadas. Reflexión que no deja de ser especialmente oportuna en la época de racismo y xenofobia que vivimos en este principio de milenio.
La situación de las estrellas que decoran el mando de la Virgen, además, coinciden con la situación exacta de las constelaciones que eran visibles en el cielo el día de la aparición ante Juan Diego... ¿alguien puede imaginar más enigmas en una misma aparición?

MANUEL CARBALLAL
http://www.mundomisterioso.com/




<© EL UMBRAL INEXPLORADO - Antonio Pérez Martínez - 2003>
');
// -->

La Leyenda de la Llorona

L as versiones del origen de esta mujer son muy variadas, desde antes de la llegada de los españoles se comentaba que era la diosa Cihuacóatl, quien aparecía elegantemente vestida y en las noches gritaba y bramaba en el aire, su atuendo era blanco y el cabello lo tenía dispuesto de forma tal que, aparentaba tener cuernos en la frente. Otros aseguraban que era Doña Marina, o sea la Malinche quien, arrepentida de traicionar a los de su raza, regresaba a penar. Con la conquista estas versiones sufrieron ciertas modificaciones alegándose que era una joven enamorada que había muerto un día antes de casarse y traía al novio la corona de rosas que nunca llegó a ceñirse; otras veces era la viuda que venía a llorarle a sus hijos huérfanos, o la esposa muerta en ausencia del marido a quien venía a darle el beso de despedida; o la desafortunada mujer, vilmente asesinada por el celoso marido apareciéndose para lamentar su triste fin y confesar su inocencia. Sea cual fuere su origen se dice que en tiempos de la colonia, a mediados del siglo XVI, los habitantes de la Ciudad de México se retiraban a sus casas sonando el toque de queda dado por las campanas de la primera catedral, a media noche y principalmente cuando había luna llena, despertaban espantados al oír en la calle unos tristes y lánguidos gemidos lanzados al viento por una mujer. Las primeras noches, los vecinos sólo se santiguaban argumentando que los lamentos eran de una ánima del otro mundo, pero la situación fue tan insistente que la gente más despreocupada o atrevida, salía a cerciorarse qué era aquello, primero lo hicieron desde las puertas o ventanas, después algunos se animaron a salir y lograron ver a quien lanzaba tan lastimeros gemidos. La mujer que vestía una ropa blanquísima y se cubría el rostro con un velo, avanzaba con lentos pasos recorriendo las calles de la ciudad sin faltar una sola ocasión a la plaza mayor donde, viendo hacia el oriente e hincada daba el último y languidísimo lamento, una vez puesta en pie, continuaba con paso lento y pausado hasta llegar a la orilla del lago donde desaparecía. “
Esta mais machista, é do Estado de Aguascalientes:
“La Llorona, la mujer fantasma que recorre las calles de las ciudades en busca de sus hijos, también llego a la Villa de la Asunción de las Aguas Calientes. Este personaje de leyenda, cuya presencia atemoriza no solamente a los niños, sino también a las personas mayores, es conocido de Sonora a Yucatán. En nuestra tierra, la fábula cuenta que una mujer de sociedad, joven y bella, se caso con un hombre mayor, bueno, responsable y cariñoso, que la consentía como una niña, su único defecto… que no tenia fortuna.
Pero él sabiendo que su joven mujer le gustaba alternar en la sociedad y ” escalar alturas “, trabajaba sin descanso para poder satisfacer las necesidades económicas de su esposa, la que sintiéndose consentida despilfarraba todo lo que le daba su marido y exigiéndole cada día mas, para poder estar a la altura de sus amigas, las que dedicaba tiempo a fiestas y constantes paseos.
Marisa López de Figueroa, tuvo varios hijos; estos eran educados por la servidumbre; mientras que la madre se dedicaba a cosas triviales. Así pasaron varios años, el matrimonio Figueroa López, tuvo cuatro hijos y una vida difícil, por la señora de la casa, que repulsaba el hogar y nunca se ocupo de los hijos. Pasaron los años y el marido enfermó gravemente, al poco tiempo murió, llevándose ” la llave de la despensa “, la viuda se quedó sin un centavo, y al frente de sus hijos que le pedían que comer. Por un tiempo la señora de Figueroa comenzó a vender sus muebles. Sus alhajas; con lo que la fue pasando.
Pocos eran los recursos que ya le quedaban, y al sentirse inútil para trabajar, y sin un centavo para mantener a sus hijos, lo pensó mucho, pero un día los reunió diciéndoles que los iba a llevar de paseo al río de los pirules. Los chamacos saltaban de alegría, ya que era la primera vez que su madre los levaba de paseo al campo. Los subió al carruaje y salió de su casa alas voladas, como si trajera gran pisa por llegar. Llegó al río, que entonces era caudaloso, los bajo del carro, que ella misma guiaba y fue aventando uno a uno a los pequeños, que con las manitas le hacían señas de que se estaban ahogando.
Pero ella, tendenciosa y fría, veía como se los iba llevando la corriente, haciendo gorgoritos el agua, hasta quedarse quieta. A sus hijos se los llevo la corriente, en ese momento ya estarían muertos. Como autómata se retiro del lugar, tomo el carruaje, salió como “alma que lleva el diablo “, pero los remordimientos la hicieron regresar al lugar del crimen. Era inútil las criaturas habían pasado a mejor vida. Cuando se dio cuenta de lo que había hecho, se tiro ella también al río y pronto se pudieron ver cuatro cadáveres de niños y el de una mujer que flotaban en el río.
Dice la leyenda que a partir de esa fecha, a las doce de la noche, la señora Marisa venia de ultratumba a llorar su desgracia: salía del cementerio (en donde les dieron cristiana sepultura) y cruzaba la ciudad en un carruaje, dando alaridos y gritando ¡ Aaaaay mis hijos ¡ ¡ Donde estarán mis hijos ¡ y así hasta llegar al río de los pirules en donde desaparecía. Todas las personas que la veían pasar a medianoche por las calles se santiguaban con reverencia al escuchar sus gemidos y gritos. Juraban que con la luz de la luna veían su carruaje que conducía una dama de negro que con alaridos buscaba a sus hijos.
Las mujeres cerraban los visillos, y al trasnochador que venia con copas, hasta la borrachera se le quitaba al ver aquel carro que conducía un espectro, donde iba la llorona, del carruaje salían grandes llamaradas y se escuchaba una largo y triste gemido de una mujer, un esqueleto vestido de negro, el que guiaba el carruaje, jalado por caballos briosos. Un día, cuatro amigos, haciéndose los valientes, quisieron seguir al carruaje que corría a gran velocidad por céntrica calle de Aguascalientes, tomaba por Carrillo Puerto (ahora la Merced) después por Guerrero para luego seguir por la calle de Nieto, que directamente daba al río pirules.
Ellos la seguían, temblando de miedo, pero dándose valor con las copitas. Al finalizar la arteria de Nieto, dio un ultimo grito de tristeza y dolor ¡ Aaaay mis hijos ¡ y desapareció con todo y carruaje. Por mucho tiempo la llamada Llorona, tuvo atemorizados a parroquianos de esta villa, los que se encerraban a piedra y lodo, y nunca salían a la medianoche a la calle. “
Assim poderia trazer centos de histórias, mas agora, vou-vos falar dumha mulher real, de voz arrebatadora, que me fascina:
Lhasa de Sela:
Lhasa de Sela nasce no 1972 em – Big Indian, lugar próximo a N.Y.
Seu pai era um mexicano escritor e profesor de espanhol, e sua mae umha fotografa estadounidense.
O casal e os quatro filhos vivem até que a rapariga tem treze anos, num pequeno autobús com o que percorriam a costa e faziam viagens de N.Y. a México.
Nao iam à escola, nao tinham TV, só leituras e o que aprendiam de seus pais
Mais tarde, transladam-se a Sao Francisco, e, com 13 anos, Lhasa cantava nos cafés da cidade.
Também começa a ir à escola, algo que, para ela, habituada a viver soa e ao seu ar, fui umha experiência traumática, dada a sua timidez.
Mais tarde, aos 19 anos, translada-se a Canadá, e alí conhesce a Yves Desrosiers, com quem publica em 1997 “La Llorona“, que tivo grande sucesso na França e em Canadá.
Mais tarde, participa com seus irmaos no circo “Pocheros”, e logo estabelece-se em Marselha, onde compoe a meirando parte do seu segundo trabalho.
No 2002 volve a Montreal,e alí com o percusinista François Lalonde e o pianista Jean Massicotte, remata e publica seu segundo trabalho: “The Living Road“, no ano 2003.
Seus irmaos formam ou formarom parte du Cirque du soleil e ela canta dum jeito que, quando a escuito, mesmo penso se nao será ela a “llorona” das multi-lendas da grande fantasia mexicanaLa Leyenda de la Llorona

L as versiones del origen de esta mujer son muy variadas, desde antes de la llegada de los españoles se comentaba que era la diosa Cihuacóatl, quien aparecía elegantemente vestida y en las noches gritaba y bramaba en el aire, su atuendo era blanco y el cabello lo tenía dispuesto de forma tal que, aparentaba tener cuernos en la frente. Otros aseguraban que era Doña Marina, o sea la Malinche quien, arrepentida de traicionar a los de su raza, regresaba a penar. Con la conquista estas versiones sufrieron ciertas modificaciones alegándose que era una joven enamorada que había muerto un día antes de casarse y traía al novio la corona de rosas que nunca llegó a ceñirse; otras veces era la viuda que venía a llorarle a sus hijos huérfanos, o la esposa muerta en ausencia del marido a quien venía a darle el beso de despedida; o la desafortunada mujer, vilmente asesinada por el celoso marido apareciéndose para lamentar su triste fin y confesar su inocencia. Sea cual fuere su origen se dice que en tiempos de la colonia, a mediados del siglo XVI, los habitantes de la Ciudad de México se retiraban a sus casas sonando el toque de queda dado por las campanas de la primera catedral, a media noche y principalmente cuando había luna llena, despertaban espantados al oír en la calle unos tristes y lánguidos gemidos lanzados al viento por una mujer. Las primeras noches, los vecinos sólo se santiguaban argumentando que los lamentos eran de una ánima del otro mundo, pero la situación fue tan insistente que la gente más despreocupada o atrevida, salía a cerciorarse qué era aquello, primero lo hicieron desde las puertas o ventanas, después algunos se animaron a salir y lograron ver a quien lanzaba tan lastimeros gemidos. La mujer que vestía una ropa blanquísima y se cubría el rostro con un velo, avanzaba con lentos pasos recorriendo las calles de la ciudad sin faltar una sola ocasión a la plaza mayor donde, viendo hacia el oriente e hincada daba el último y languidísimo lamento, una vez puesta en pie, continuaba con paso lento y pausado hasta llegar a la orilla del lago donde desaparecía. “
Esta mais machista, é do Estado de Aguascalientes:
“La Llorona, la mujer fantasma que recorre las calles de las ciudades en busca de sus hijos, también llego a la Villa de la Asunción de las Aguas Calientes. Este personaje de leyenda, cuya presencia atemoriza no solamente a los niños, sino también a las personas mayores, es conocido de Sonora a Yucatán. En nuestra tierra, la fábula cuenta que una mujer de sociedad, joven y bella, se caso con un hombre mayor, bueno, responsable y cariñoso, que la consentía como una niña, su único defecto… que no tenia fortuna.
Pero él sabiendo que su joven mujer le gustaba alternar en la sociedad y ” escalar alturas “, trabajaba sin descanso para poder satisfacer las necesidades económicas de su esposa, la que sintiéndose consentida despilfarraba todo lo que le daba su marido y exigiéndole cada día mas, para poder estar a la altura de sus amigas, las que dedicaba tiempo a fiestas y constantes paseos.
Marisa López de Figueroa, tuvo varios hijos; estos eran educados por la servidumbre; mientras que la madre se dedicaba a cosas triviales. Así pasaron varios años, el matrimonio Figueroa López, tuvo cuatro hijos y una vida difícil, por la señora de la casa, que repulsaba el hogar y nunca se ocupo de los hijos. Pasaron los años y el marido enfermó gravemente, al poco tiempo murió, llevándose ” la llave de la despensa “, la viuda se quedó sin un centavo, y al frente de sus hijos que le pedían que comer. Por un tiempo la señora de Figueroa comenzó a vender sus muebles. Sus alhajas; con lo que la fue pasando.
Pocos eran los recursos que ya le quedaban, y al sentirse inútil para trabajar, y sin un centavo para mantener a sus hijos, lo pensó mucho, pero un día los reunió diciéndoles que los iba a llevar de paseo al río de los pirules. Los chamacos saltaban de alegría, ya que era la primera vez que su madre los levaba de paseo al campo. Los subió al carruaje y salió de su casa alas voladas, como si trajera gran pisa por llegar. Llegó al río, que entonces era caudaloso, los bajo del carro, que ella misma guiaba y fue aventando uno a uno a los pequeños, que con las manitas le hacían señas de que se estaban ahogando.
Pero ella, tendenciosa y fría, veía como se los iba llevando la corriente, haciendo gorgoritos el agua, hasta quedarse quieta. A sus hijos se los llevo la corriente, en ese momento ya estarían muertos. Como autómata se retiro del lugar, tomo el carruaje, salió como “alma que lleva el diablo “, pero los remordimientos la hicieron regresar al lugar del crimen. Era inútil las criaturas habían pasado a mejor vida. Cuando se dio cuenta de lo que había hecho, se tiro ella también al río y pronto se pudieron ver cuatro cadáveres de niños y el de una mujer que flotaban en el río.
Dice la leyenda que a partir de esa fecha, a las doce de la noche, la señora Marisa venia de ultratumba a llorar su desgracia: salía del cementerio (en donde les dieron cristiana sepultura) y cruzaba la ciudad en un carruaje, dando alaridos y gritando ¡ Aaaaay mis hijos ¡ ¡ Donde estarán mis hijos ¡ y así hasta llegar al río de los pirules en donde desaparecía. Todas las personas que la veían pasar a medianoche por las calles se santiguaban con reverencia al escuchar sus gemidos y gritos. Juraban que con la luz de la luna veían su carruaje que conducía una dama de negro que con alaridos buscaba a sus hijos.
Las mujeres cerraban los visillos, y al trasnochador que venia con copas, hasta la borrachera se le quitaba al ver aquel carro que conducía un espectro, donde iba la llorona, del carruaje salían grandes llamaradas y se escuchaba una largo y triste gemido de una mujer, un esqueleto vestido de negro, el que guiaba el carruaje, jalado por caballos briosos. Un día, cuatro amigos, haciéndose los valientes, quisieron seguir al carruaje que corría a gran velocidad por céntrica calle de Aguascalientes, tomaba por Carrillo Puerto (ahora la Merced) después por Guerrero para luego seguir por la calle de Nieto, que directamente daba al río pirules.
Ellos la seguían, temblando de miedo, pero dándose valor con las copitas. Al finalizar la arteria de Nieto, dio un ultimo grito de tristeza y dolor ¡ Aaaay mis hijos ¡ y desapareció con todo y carruaje. Por mucho tiempo la llamada Llorona, tuvo atemorizados a parroquianos de esta villa, los que se encerraban a piedra y lodo, y nunca salían a la medianoche a la calle. “
Assim poderia trazer centos de histórias, mas agora, vou-vos falar dumha mulher real, de voz arrebatadora, que me fascina:
Lhasa de Sela:
Lhasa de Sela nasce no 1972 em – Big Indian, lugar próximo a N.Y.
Seu pai era um mexicano escritor e profesor de espanhol, e sua mae umha fotografa estadounidense.
O casal e os quatro filhos vivem até que a rapariga tem treze anos, num pequeno autobús com o que percorriam a costa e faziam viagens de N.Y. a México.
Nao iam à escola, nao tinham TV, só leituras e o que aprendiam de seus pais
Mais tarde, transladam-se a Sao Francisco, e, com 13 anos, Lhasa cantava nos cafés da cidade.
Também começa a ir à escola, algo que, para ela, habituada a viver soa e ao seu ar, fui umha experiência traumática, dada a sua timidez.
Mais tarde, aos 19 anos, translada-se a Canadá, e alí conhesce a Yves Desrosiers, com quem publica em 1997 “La Llorona“, que tivo grande sucesso na França e em Canadá.
Mais tarde, participa com seus irmaos no circo “Pocheros”, e logo estabelece-se em Marselha, onde compoe a meirando parte do seu segundo trabalho.
No 2002 volve a Montreal,e alí com o percusinista François Lalonde e o pianista Jean Massicotte, remata e publica seu segundo trabalho: “The Living Road“, no ano 2003.
Seus irmaos formam ou formarom parte du Cirque du soleil e ela canta dum jeito que, quando a escuito, mesmo penso se nao será ela a “llorona” das multi-lendas da grande fantasia mexicanaLa Leyenda de la Llorona

L as versiones del origen de esta mujer son muy variadas, desde antes de la llegada de los españoles se comentaba que era la diosa Cihuacóatl, quien aparecía elegantemente vestida y en las noches gritaba y bramaba en el aire, su atuendo era blanco y el cabello lo tenía dispuesto de forma tal que, aparentaba tener cuernos en la frente. Otros aseguraban que era Doña Marina, o sea la Malinche quien, arrepentida de traicionar a los de su raza, regresaba a penar. Con la conquista estas versiones sufrieron ciertas modificaciones alegándose que era una joven enamorada que había muerto un día antes de casarse y traía al novio la corona de rosas que nunca llegó a ceñirse; otras veces era la viuda que venía a llorarle a sus hijos huérfanos, o la esposa muerta en ausencia del marido a quien venía a darle el beso de despedida; o la desafortunada mujer, vilmente asesinada por el celoso marido apareciéndose para lamentar su triste fin y confesar su inocencia. Sea cual fuere su origen se dice que en tiempos de la colonia, a mediados del siglo XVI, los habitantes de la Ciudad de México se retiraban a sus casas sonando el toque de queda dado por las campanas de la primera catedral, a media noche y principalmente cuando había luna llena, despertaban espantados al oír en la calle unos tristes y lánguidos gemidos lanzados al viento por una mujer. Las primeras noches, los vecinos sólo se santiguaban argumentando que los lamentos eran de una ánima del otro mundo, pero la situación fue tan insistente que la gente más despreocupada o atrevida, salía a cerciorarse qué era aquello, primero lo hicieron desde las puertas o ventanas, después algunos se animaron a salir y lograron ver a quien lanzaba tan lastimeros gemidos. La mujer que vestía una ropa blanquísima y se cubría el rostro con un velo, avanzaba con lentos pasos recorriendo las calles de la ciudad sin faltar una sola ocasión a la plaza mayor donde, viendo hacia el oriente e hincada daba el último y languidísimo lamento, una vez puesta en pie, continuaba con paso lento y pausado hasta llegar a la orilla del lago donde desaparecía. “
Esta mais machista, é do Estado de Aguascalientes:
“La Llorona, la mujer fantasma que recorre las calles de las ciudades en busca de sus hijos, también llego a la Villa de la Asunción de las Aguas Calientes. Este personaje de leyenda, cuya presencia atemoriza no solamente a los niños, sino también a las personas mayores, es conocido de Sonora a Yucatán. En nuestra tierra, la fábula cuenta que una mujer de sociedad, joven y bella, se caso con un hombre mayor, bueno, responsable y cariñoso, que la consentía como una niña, su único defecto… que no tenia fortuna.
Pero él sabiendo que su joven mujer le gustaba alternar en la sociedad y ” escalar alturas “, trabajaba sin descanso para poder satisfacer las necesidades económicas de su esposa, la que sintiéndose consentida despilfarraba todo lo que le daba su marido y exigiéndole cada día mas, para poder estar a la altura de sus amigas, las que dedicaba tiempo a fiestas y constantes paseos.
Marisa López de Figueroa, tuvo varios hijos; estos eran educados por la servidumbre; mientras que la madre se dedicaba a cosas triviales. Así pasaron varios años, el matrimonio Figueroa López, tuvo cuatro hijos y una vida difícil, por la señora de la casa, que repulsaba el hogar y nunca se ocupo de los hijos. Pasaron los años y el marido enfermó gravemente, al poco tiempo murió, llevándose ” la llave de la despensa “, la viuda se quedó sin un centavo, y al frente de sus hijos que le pedían que comer. Por un tiempo la señora de Figueroa comenzó a vender sus muebles. Sus alhajas; con lo que la fue pasando.
Pocos eran los recursos que ya le quedaban, y al sentirse inútil para trabajar, y sin un centavo para mantener a sus hijos, lo pensó mucho, pero un día los reunió diciéndoles que los iba a llevar de paseo al río de los pirules. Los chamacos saltaban de alegría, ya que era la primera vez que su madre los levaba de paseo al campo. Los subió al carruaje y salió de su casa alas voladas, como si trajera gran pisa por llegar. Llegó al río, que entonces era caudaloso, los bajo del carro, que ella misma guiaba y fue aventando uno a uno a los pequeños, que con las manitas le hacían señas de que se estaban ahogando.
Pero ella, tendenciosa y fría, veía como se los iba llevando la corriente, haciendo gorgoritos el agua, hasta quedarse quieta. A sus hijos se los llevo la corriente, en ese momento ya estarían muertos. Como autómata se retiro del lugar, tomo el carruaje, salió como “alma que lleva el diablo “, pero los remordimientos la hicieron regresar al lugar del crimen. Era inútil las criaturas habían pasado a mejor vida. Cuando se dio cuenta de lo que había hecho, se tiro ella también al río y pronto se pudieron ver cuatro cadáveres de niños y el de una mujer que flotaban en el río.
Dice la leyenda que a partir de esa fecha, a las doce de la noche, la señora Marisa venia de ultratumba a llorar su desgracia: salía del cementerio (en donde les dieron cristiana sepultura) y cruzaba la ciudad en un carruaje, dando alaridos y gritando ¡ Aaaaay mis hijos ¡ ¡ Donde estarán mis hijos ¡ y así hasta llegar al río de los pirules en donde desaparecía. Todas las personas que la veían pasar a medianoche por las calles se santiguaban con reverencia al escuchar sus gemidos y gritos. Juraban que con la luz de la luna veían su carruaje que conducía una dama de negro que con alaridos buscaba a sus hijos.
Las mujeres cerraban los visillos, y al trasnochador que venia con copas, hasta la borrachera se le quitaba al ver aquel carro que conducía un espectro, donde iba la llorona, del carruaje salían grandes llamaradas y se escuchaba una largo y triste gemido de una mujer, un esqueleto vestido de negro, el que guiaba el carruaje, jalado por caballos briosos. Un día, cuatro amigos, haciéndose los valientes, quisieron seguir al carruaje que corría a gran velocidad por céntrica calle de Aguascalientes, tomaba por Carrillo Puerto (ahora la Merced) después por Guerrero para luego seguir por la calle de Nieto, que directamente daba al río pirules.
Ellos la seguían, temblando de miedo, pero dándose valor con las copitas. Al finalizar la arteria de Nieto, dio un ultimo grito de tristeza y dolor ¡ Aaaay mis hijos ¡ y desapareció con todo y carruaje. Por mucho tiempo la llamada Llorona, tuvo atemorizados a parroquianos de esta villa, los que se encerraban a piedra y lodo, y nunca salían a la medianoche a la calle. “
Assim poderia trazer centos de histórias, mas agora, vou-vos falar dumha mulher real, de voz arrebatadora, que me fascina:
Lhasa de Sela:
Lhasa de Sela nasce no 1972 em – Big Indian, lugar próximo a N.Y.
Seu pai era um mexicano escritor e profesor de espanhol, e sua mae umha fotografa estadounidense.
O casal e os quatro filhos vivem até que a rapariga tem treze anos, num pequeno autobús com o que percorriam a costa e faziam viagens de N.Y. a México.
Nao iam à escola, nao tinham TV, só leituras e o que aprendiam de seus pais
Mais tarde, transladam-se a Sao Francisco, e, com 13 anos, Lhasa cantava nos cafés da cidade.
Também começa a ir à escola, algo que, para ela, habituada a viver soa e ao seu ar, fui umha experiência traumática, dada a sua timidez.
Mais tarde, aos 19 anos, translada-se a Canadá, e alí conhesce a Yves Desrosiers, com quem publica em 1997 “La Llorona“, que tivo grande sucesso na França e em Canadá.
Mais tarde, participa com seus irmaos no circo “Pocheros”, e logo estabelece-se em Marselha, onde compoe a meirando parte do seu segundo trabalho.
No 2002 volve a Montreal,e alí com o percusinista François Lalonde e o pianista Jean Massicotte, remata e publica seu segundo trabalho: “The Living Road“, no ano 2003.
Seus irmaos formam ou formarom parte du Cirque du soleil e ela canta dum jeito que, quando a escuito, mesmo penso se nao será ela a “llorona” das multi-lendas da grande fantasia mexicanaLa Leyenda de la Llorona

L as versiones del origen de esta mujer son muy variadas, desde antes de la llegada de los españoles se comentaba que era la diosa Cihuacóatl, quien aparecía elegantemente vestida y en las noches gritaba y bramaba en el aire, su atuendo era blanco y el cabello lo tenía dispuesto de forma tal que, aparentaba tener cuernos en la frente. Otros aseguraban que era Doña Marina, o sea la Malinche quien, arrepentida de traicionar a los de su raza, regresaba a penar. Con la conquista estas versiones sufrieron ciertas modificaciones alegándose que era una joven enamorada que había muerto un día antes de casarse y traía al novio la corona de rosas que nunca llegó a ceñirse; otras veces era la viuda que venía a llorarle a sus hijos huérfanos, o la esposa muerta en ausencia del marido a quien venía a darle el beso de despedida; o la desafortunada mujer, vilmente asesinada por el celoso marido apareciéndose para lamentar su triste fin y confesar su inocencia. Sea cual fuere su origen se dice que en tiempos de la colonia, a mediados del siglo XVI, los habitantes de la Ciudad de México se retiraban a sus casas sonando el toque de queda dado por las campanas de la primera catedral, a media noche y principalmente cuando había luna llena, despertaban espantados al oír en la calle unos tristes y lánguidos gemidos lanzados al viento por una mujer. Las primeras noches, los vecinos sólo se santiguaban argumentando que los lamentos eran de una ánima del otro mundo, pero la situación fue tan insistente que la gente más despreocupada o atrevida, salía a cerciorarse qué era aquello, primero lo hicieron desde las puertas o ventanas, después algunos se animaron a salir y lograron ver a quien lanzaba tan lastimeros gemidos. La mujer que vestía una ropa blanquísima y se cubría el rostro con un velo, avanzaba con lentos pasos recorriendo las calles de la ciudad sin faltar una sola ocasión a la plaza mayor donde, viendo hacia el oriente e hincada daba el último y languidísimo lamento, una vez puesta en pie, continuaba con paso lento y pausado hasta llegar a la orilla del lago donde desaparecía. “
Esta mais machista, é do Estado de Aguascalientes:
“La Llorona, la mujer fantasma que recorre las calles de las ciudades en busca de sus hijos, también llego a la Villa de la Asunción de las Aguas Calientes. Este personaje de leyenda, cuya presencia atemoriza no solamente a los niños, sino también a las personas mayores, es conocido de Sonora a Yucatán. En nuestra tierra, la fábula cuenta que una mujer de sociedad, joven y bella, se caso con un hombre mayor, bueno, responsable y cariñoso, que la consentía como una niña, su único defecto… que no tenia fortuna.
Pero él sabiendo que su joven mujer le gustaba alternar en la sociedad y ” escalar alturas “, trabajaba sin descanso para poder satisfacer las necesidades económicas de su esposa, la que sintiéndose consentida despilfarraba todo lo que le daba su marido y exigiéndole cada día mas, para poder estar a la altura de sus amigas, las que dedicaba tiempo a fiestas y constantes paseos.
Marisa López de Figueroa, tuvo varios hijos; estos eran educados por la servidumbre; mientras que la madre se dedicaba a cosas triviales. Así pasaron varios años, el matrimonio Figueroa López, tuvo cuatro hijos y una vida difícil, por la señora de la casa, que repulsaba el hogar y nunca se ocupo de los hijos. Pasaron los años y el marido enfermó gravemente, al poco tiempo murió, llevándose ” la llave de la despensa “, la viuda se quedó sin un centavo, y al frente de sus hijos que le pedían que comer. Por un tiempo la señora de Figueroa comenzó a vender sus muebles. Sus alhajas; con lo que la fue pasando.
Pocos eran los recursos que ya le quedaban, y al sentirse inútil para trabajar, y sin un centavo para mantener a sus hijos, lo pensó mucho, pero un día los reunió diciéndoles que los iba a llevar de paseo al río de los pirules. Los chamacos saltaban de alegría, ya que era la primera vez que su madre los levaba de paseo al campo. Los subió al carruaje y salió de su casa alas voladas, como si trajera gran pisa por llegar. Llegó al río, que entonces era caudaloso, los bajo del carro, que ella misma guiaba y fue aventando uno a uno a los pequeños, que con las manitas le hacían señas de que se estaban ahogando.
Pero ella, tendenciosa y fría, veía como se los iba llevando la corriente, haciendo gorgoritos el agua, hasta quedarse quieta. A sus hijos se los llevo la corriente, en ese momento ya estarían muertos. Como autómata se retiro del lugar, tomo el carruaje, salió como “alma que lleva el diablo “, pero los remordimientos la hicieron regresar al lugar del crimen. Era inútil las criaturas habían pasado a mejor vida. Cuando se dio cuenta de lo que había hecho, se tiro ella también al río y pronto se pudieron ver cuatro cadáveres de niños y el de una mujer que flotaban en el río.
Dice la leyenda que a partir de esa fecha, a las doce de la noche, la señora Marisa venia de ultratumba a llorar su desgracia: salía del cementerio (en donde les dieron cristiana sepultura) y cruzaba la ciudad en un carruaje, dando alaridos y gritando ¡ Aaaaay mis hijos ¡ ¡ Donde estarán mis hijos ¡ y así hasta llegar al río de los pirules en donde desaparecía. Todas las personas que la veían pasar a medianoche por las calles se santiguaban con reverencia al escuchar sus gemidos y gritos. Juraban que con la luz de la luna veían su carruaje que conducía una dama de negro que con alaridos buscaba a sus hijos.
Las mujeres cerraban los visillos, y al trasnochador que venia con copas, hasta la borrachera se le quitaba al ver aquel carro que conducía un espectro, donde iba la llorona, del carruaje salían grandes llamaradas y se escuchaba una largo y triste gemido de una mujer, un esqueleto vestido de negro, el que guiaba el carruaje, jalado por caballos briosos. Un día, cuatro amigos, haciéndose los valientes, quisieron seguir al carruaje que corría a gran velocidad por céntrica calle de Aguascalientes, tomaba por Carrillo Puerto (ahora la Merced) después por Guerrero para luego seguir por la calle de Nieto, que directamente daba al río pirules.
Ellos la seguían, temblando de miedo, pero dándose valor con las copitas. Al finalizar la arteria de Nieto, dio un ultimo grito de tristeza y dolor ¡ Aaaay mis hijos ¡ y desapareció con todo y carruaje. Por mucho tiempo la llamada Llorona, tuvo atemorizados a parroquianos de esta villa, los que se encerraban a piedra y lodo, y nunca salían a la medianoche a la calle. “
Assim poderia trazer centos de histórias, mas agora, vou-vos falar dumha mulher real, de voz arrebatadora, que me fascina:
Lhasa de Sela:
Lhasa de Sela nasce no 1972 em – Big Indian, lugar próximo a N.Y.
Seu pai era um mexicano escritor e profesor de espanhol, e sua mae umha fotografa estadounidense.
O casal e os quatro filhos vivem até que a rapariga tem treze anos, num pequeno autobús com o que percorriam a costa e faziam viagens de N.Y. a México.
Nao iam à escola, nao tinham TV, só leituras e o que aprendiam de seus pais
Mais tarde, transladam-se a Sao Francisco, e, com 13 anos, Lhasa cantava nos cafés da cidade.
Também começa a ir à escola, algo que, para ela, habituada a viver soa e ao seu ar, fui umha experiência traumática, dada a sua timidez.
Mais tarde, aos 19 anos, translada-se a Canadá, e alí conhesce a Yves Desrosiers, com quem publica em 1997 “La Llorona“, que tivo grande sucesso na França e em Canadá.
Mais tarde, participa com seus irmaos no circo “Pocheros”, e logo estabelece-se em Marselha, onde compoe a meirando parte do seu segundo trabalho.
No 2002 volve a Montreal,e alí com o percusinista François Lalonde e o pianista Jean Massicotte, remata e publica seu segundo trabalho: “The Living Road“, no ano 2003.
Seus irmaos formam ou formarom parte du Cirque du soleil e ela canta dum jeito que, quando a escuito, mesmo penso se nao será ela a “llorona” das multi-lendas da grande fantasia mexicana











Es una leyenda mexicana, la que aquí se presenta, aparece en el libro Leyendas y sucedidos del México colonial, compilación de Víctor J. Gómez, México, Gómez Gómez Hnos., 1999.
Este era el lamento que continuamente se escuchaba en la ciudad de México: ¡Ay de mis hijos, que será de mis hijos! Se daba el toque de queda en la catedral y todos los habitantes de la ciudad cerraban las puertas de sus casas con cuanto tuvieran a la mano. Se encerraban a piedra y lodo, pues nadie quería ni siquiera asomar los ojos hacia fuera. Dicen que hasta los viejos soldados conquistadores, que demostraron su valentía en la conquista de México, no querían salir a la calle, al llegar esa hora terrible. Los hombres se encontraban cobardes y a las mujeres les temblaba todo el cuerpo; los corazones se sobresaltaban al oír este gemido terrible, largo, que penetraba hasta los huesos. ¿Quién podría ser el valiente que se atreviese a salir a la calle ante ese llanto que causaba profunda lástima y que se escuchaba noche a noche por la ciudad entera? ¡La llorona! Clamaba la gente y del puro susto apenas podían murmurar una pequeña oración y con la mano temblorosa hacían la señal de la cruz. Las mujeres oprimían sus rosarios con el corazón, cruces o imágenes que llevaban colgando de sus cuellos.
La ciudad vivía verdaderamente aterrorizada.
Cuando se escuchaban los gemidos de esta mujer, más de algún valiente quiso salir a ver quien era la persona que emitía esos gritos tan angustiosos, costándole en ocasiones a unos la vida o a otros el juicio que veían perdidos por el susto. Se decía que esto era cosa de ultratumba, pues si se tratara de gritos humanos, éstos no se escucharían a más de tres calles de distancia y sin embargo estos lamentos se oían por toda la ciudad; traspasaban paredes y todos los habitantes los escuchaban. Hubo algunos envalentonados por el vino, que al salir de las tabernas pretendían ir a su encuentro, encontrando en esta hazaña la muerte. Otros quedaron locos de la impresión y los menos, no volvieron a intentar esta aventura y preferían quedarse encerrados en sus casas. La llorona era una mujer que flotaba en el aire, con un vestido blanco y cubría su descarnado rostro con un velo muy suave, que permitía verle la calavera de su cara. Cruzaba toda la ciudad con mucha lentitud; unas noches por unas calles o plazas y otras por distintas callejuelas; dicen los que la vieron que alzaba los brazos y emitía aquel quejido angustioso que asustaba a todos los que la escuchaban: ¡Ay, ay de mis hijos, que será de mis hijos! Luego se desvanecía en el aire y se trasladaba a otro sitio a emitir sus quejidos.
De una calle a otra, recorría plazas diversas, hasta llegar a la Plaza Mayor; allí se ponía de rodillas, besaba el suelo y se ponía a llorar con mucha desesperación, terminando con un largo ¡Ayyy!Se levantaba y se encaminaba hacia la orilla del lago caminando lentamente y ahí se perdía, se vaporizaba en el aire y se perdía de vista, no se sabe si se sumergía en las aguas o se disolvía, puesto que los que la llegaron a seguir, dicen que en este sitio se perdía de vista. Esto pasaba todas las noches en la ciudad de México y verdaderamente tenía inquietos a los habitantes de la ciudad, pues nadie podía explicarse quien era esa mujer y cual era la razón de sus lamentos. Muchas eran las versiones que se daban en torno al suceso. Unos decían que esta mujer había fallecido lejos de su esposo a quien amaba profundamente y que venía de ultratumba a verle y a llorarle, pues no podía estar con él, pues se decía que dicho caballero había vuelto a contraer nupcias con una bella dama y que ya la había olvidado completamente. Otras lenguas afirmaban que la mujer nunca pudo desposarse con el caballero, pues la sorprendió la muerte antes de que le diera su mano y la razón por la cual venía del más allá, era para volverle a ver, pues resultaba que el tal caballero se encontraba perdido en vicios que perturbaban su alma.
Al decir de otras gentes, se creía que la mujer era viuda y que se lamentaba de esta forma, porque sus hijos huérfanos estaban sumidos en la más honda desgracia, sin que ningún corazón se moviese por ayudarlos. También se corría la versión de que la mujer era una pobre madre a quien le asesinaron a todos sus hijos y que su salir de la tumba era para llorarles. Otros afirmaban que había sido una esposa infiel y que como no hallaba paz en la otra vida, venía del mundo de los muertos, con el fin de alcanzar el perdón por sus faltas cometidas en vida. Algunos decían que la mujer había sido asesinada por un marido celoso; se comentaba también que la famosa llorona era la célebre Doña Marina, quien de todos es sabido que vivió amancebada con el conquistador Hernán Cortés y que venía a este mundo con permiso del Cielo, a llenar el aire de lamentaciones, en franca señal de arrepentimiento, por haber traicionado a su pueblo, al ponerse del lado de los conquistadores españoles y que cometieron tantas brutalidades contra su pueblo. Esta pobre alma viajaba por todo el país de México, llegando a cada ciudad en donde; en las noches de luna se veía pasar su silueta blanca y profiriendo sus espantosos lamentos que asustaban al ganado; se le llegó a ver hincada al pie de cruces; salía con gran misterio de las cuevas, donde habitaban salvajes fieras emitiendo siempre su lamento ¡Ay, ay de mis hijos, que será de mis hijos!
Esta leyenda de la llorona es muy antigua, sus orígenes se remontan al México Prehispánico, pues había la leyenda de que las mujeres muertas en parto, solían venir a este mundo en una fecha determinada del calendario, convirtiéndose en fantasmas para asustar en los caminos a quien se le pusiera enfrente. Esta tradición se deriva también de las premoniciones que tuvieron los antiguos mexicanos antes de la llegada de los españoles, pues se afirmaba que salía una mujer del lago que angustiada decía: ¡Ay hijos míos, ha llegado ya la hora de vuestra destrucción! Todavía hasta los primeros años del siglo XVII se siguieron escuchando los gritos de la llorona en las calles de la ciudad de México; misteriosamente despareció para siempre y ya no se volvió a escuchar su quejido angustioso por las noches y ya pudieron dormir tranquilos los habitantes de la ciudad de México.
La Mulata de CórdobaEs una leyenda colonial mexicana basada en un caso que sucedió en el siglo XVI cuando la Santa Inquisición acusó de hechicería a una joven y bella mulata y cuyo expediente completo se encuentra en el fondo Inquisición en este Archivo General de la Nación. Sobre esta leyenda existen muchas versiones de las cuales, la que aquí se presenta, aparece en el libro Cuentos de espantos y aparecidos, publicado en México por ediciones Huracán en 1984 y se trata de una versión de Francisco Serrano e inspirada en textos del historiador Luis González Obregón (1865-1938) y del poeta Xavier Villaurrutia (1903-1950).
Cuenta la leyenda que hace más de dos siglos vivió en la ciudad de Córdoba, en el estado de Veracruz, una hermosa mujer, una joven que nunca envejecía a pesar de los años.
La llamaban la Mulata y era famosa como abogada de casos imposibles: las muchachas sin novio; los obreros sin trabajo, los médicos sin enfermos, los abogados sin clientes, los militares retirados, todos acudían a ella, y a todos la Mulata los dejaba contentos y satisfechos.
Los hombres, prendados de su hermosura, se disputaban la conquista de su corazón. Pero ella a nadie correspondía, a todos desdeñaba. La gente comentaba los poderes de la Mulata y decía que era una bruja, una hechicera.Algunos aseguraban que la habían visto volar por los tejados, y que sus ojos negros despedían miradas satánicas mientras sonreía con sus labios rojos y sus dientes blanquísimos.
Otros contaban que la Mulata había pactado con el Diablo y que lo recibía en su casa; decía que si se pasaba a media noche frente a la casa de la bruja, se veía una luz siniestra salir por las rendijas de las ventanas y las puertas, un luz infernal, como si por dentro un poderoso incendio devorara las habitaciones. La fama de aquella mujer era inmensa. Por todas partes se hablaba de ella y en muchos lugares de México su nombre era repetido de boca en boca.
Hace tiempo, mucho tiempo que vive en la vecindad al lado de la plazuela.¿En verdad? ¡No es cierto! Nunca la hemos encontrado en el patio, en el zaguán. Ni en la calle, ni en la iglesia ni tampoco en el mercado:¡Luego ella no es de este barrio, luego llegó de repente!En Córdoba ¡desde cuándo apareció de improviso!...
Nadie sabe cuánto duró la fama de la Mulata. Lo que sí se asegura es que, un día, de la villa de Córdoba fue llevada presa a las sombrías cárceles del Tribunal de la Inquisición, en la ciudad de México, acusada de brujería y satanismo.
La mañana del día en que iba a ser ejecutada, el carcelero entró en el calabozo de la Mulata y se quedó sorprendido al contemplar en una de las paredes de la celda el casco de un barco dibujado con carbón por la hechicera, quien sonriendo le preguntó:
- Buen día, carcelero; ¿podrías decirme qué le falta a este navío?
- ¡Desgraciada mujer! - contestó el carcelero-. Si te arrepintieras de tus faltas no estaría a punto de morir.- Anda, dime, ¿qué le falta a este navío?, - insistió la Mulata.
- ¿Por qué me lo preguntas? Le falta el mástil.
- Si eso le falta, eso tendrá - respondió enigmáticamente la Mulata.
El carcelero, sin comprender lo que pasaba, se retiró con el corazón confundido.
Al mediodía, el carcelero volvió a entrar en el calabozo de la Mulata y contempló maravillado el barco dibujado en la pared.
- Carcelero, ¿qué le falta a este navío? - preguntó la Mulata.
- Infortunada mujer- le replicó el desconcertado carcelero-. Si quisieras salvar tu alma de las llamas del infierno, le ahorrarías a la Santa Inquisición que te juzgara. ¿Qué pretendes?... A ese navío le faltan las velas.
- Si eso le falta, eso tendrá- respondió la Mulata.
Y el carcelero se retiró, intrigado de que aquella misteriosa mujer sus últimas horas dibujando, sin temor de la muerte.
A la hora del crepúsculo, que era el tiempo fijado para la ejecución, el carcelero entró por tercera vez en el calabozo de la Mulata, y ella, sonriente, le preguntó
- ¿Qué le falta a mi navío?...
- Desdichada mujer, -respondió el carcelero-, pon tu alma en las manos de Dios Nuestro Señor y arrepiéntete de tus pecados. ¡A ese barco lo único que le falta es que navegue! ¡Es perfecto!
- Pues si vuestra merced lo quiere, si en ello se empeña, navegará, y muy lejos...
- ¡Cómo! ¿A ver?
- Así -dijo la Mulata, y ligera como el viento, saltó al barco; éste, despacio al principio y después rápido y a toda vela, desapareció con la hermosa mujer por uno de los rincones del calabozo.
El carcelero se quedó mudo, inmóvil, con los ojos salidos de sus órbitas, los cabellos de punta y la boca abierta.
Nadie volvió a saber de la Mulata;Se supone que está con el demonio.Quien les crea a los cuentos de hechicerasQue pruebe a pintar barcos en los muros.










La llorona y sus leyendas... Editado por Gisela LabradaEn muchos países de Latinoamérica, en particular en México, existe la leyenda de la llorona, una mujer que llora por sus hijos y a quien se le atribuye la capacidad de anunciar la muerte cuando aparece. Recientemente a la norteamericana Susan Smith se le comparó con la llorona en varios reportajes tras comprobarse que había ahogado a sus propios hijos. Lo cierto es que se trata de la historia de una mujer que elige darle todo su poder al hombre, quedando vulnerable, desnuda y débil. Si esa mujer hubiera reconocido su poder, su propia fuerza, entonces nunca habría llegado a ahogar a sus hijos. Hoy en día la mujer batalla a diario por reivindicar su fuerza y proteger a sus hijos a toda costa. No obstante, el origen de la leyenda es muy rico y colorido. México:Su origen se remonta a la época pre-colombina durante la cual surge la leyenda de la deidad azteca, Cihuacóatl o Coatlicue. Se dice que cuando ella lloró por sus hijos realmente estaba presagiando la caída del imperio Azteca.En México, Coatlicue o Cihuacóatl, es la dama de las serpientes, deidad azteca que llora por sus hijos y que con el tiempo se convirtió en la llorona.Coatlicue - deidad aztecaCoatlicue o Cihuacóatl es una deidad azteca. Se trata de un ser mitad serpiente y mitad mujer. Según las creencias aztecas, fue la primera mujer en dar a luz. Es por ello que se le consideraba la deidad protectora de los partos. Más importante aún, era que protegía las almas de las mujeres que habían muerto durante el trabajo de parto.Lo cierto es que Coatlicue quedó embarazada cuando una bola de plumas la tocó mientras barría. Así dio a luz a Huitzilopochtli. Este evento enfureció a sus 400 hermanos mayores, quienes bajo el mando de la hermana mayor, Coylxahuqui, intentaron asesinarla. Huitzilopochtli, su hijo, logró salvar a su madre y cuenta la leyenda que cada noche ella regresaba por él y en vez de encontrarlo, sólo hallaba un cuchillo y entonces se ponía a llorar.La imagen que la representa muestra sus pechos colgando por haber amamantado a tantos hijos. De su cuello penden las manos, los corazones y los cráneos de sus hijos para que así puedan ser purificados en su regazo. Coatlicue es la tierra misma que se alimenta de los restos de los seres vivientes y al mismo tiempo los nutre. La malinche:Otro aspecto de la leyenda se basa en "la malinche", una indígena que fue la intérprete de Hernán Cortés. Hay muchos que la acusan de haber traicionado a México y de entregar el país en bandeja a los conquistadores.Se dice que ella era la amante de Hernán Cortés y que tuvo un hijo con él. Sin embargo, igual que ocurre hoy en día, él la abandonó para casarse con una dama de sociedad. Más adelante retomaremos el origen indígena de la llorona. Por lo pronto veamos como son las leyendas en diferentes partes del mundo. Nuevo México:En Nuevo México la leyenda habla de una joven que, bien casada o soltera, tuvo muchos hijos con un hombre. A veces se identifica bajo el nombre de María o Sofía. El asunto es que el hombre la abandona aduciendo razones de trabajo. Llega un momento en que ella elige matar a sus hijos ahogándolos. No se sabe si fue para desquitarse del abandono de su pareja o con el fin de salvar a los hijos de una vida de pobreza. Se dice que en las noches de luna llena se puede encontrar a la "llorona" sollozando cerca del río…Texas:La leyenda de la llorona toma un giro diferente en el sur de Texas. Allí se trata de una joven de origen humilde, muy pobre. Por su gran belleza el hijo de un hombre rico se enamora de ella. La seduce y contraen matrimonio en secreto. Tienen muchos hijos. Un día el padre de su esposo dictamina que llego el momento de que su hijo se case con una mujer de su clase. Cuando ella se entera de la situación y él le dice que tiene que dejarla, la llorona se enloquece de dolor por la traición. Llevada por la ira y la locura, ahoga a sus hijos para desquitarse de su marido. Entonces su marido, con la ayuda de otros pobladores del lugar, la busca para matarla pero ella se suicida antes de que la encuentren.Según la leyenda, una vez muerta, la llorona llega al cielo y Dios le pregunta:¿Dónde están tus hijos? Ella contesta: No seLa pregunta se repite tres veces con idéntica respuesta. Entonces Dios la condena a caminar por la tierra hasta que encuentre a sus hijos. En su búsqueda va encontrando niños que, al no ser sus hijos, termina por ahogarlos también. Jalisco:La leyenda cambia un poco en Jalisco. Allí se dice que había una mujer que vivía en Tequila, Jalisco. Ella fue a que le leyeran las cartas y le auguraron que iba a morir muy pronto al igual que sus hijos. Esa noche, mientras todos dormían, una tormenta azotó la aldea y su casa, que estaba a la orilla del río, fue destruida. Todos sus hijos murieron ahogados. Como su marido vivía en los Estados Unidos, hacia allá se dirigió a buscarlo, sin embargo, la mujer murió ahogada al atravesar el río. Europa:En Europa hay muchas historias de espíritus femeninos que, vestidos de blanco, espantan a los pobladores cerca de los ríos y los pantanos. Van en busca de venganza por algún desengaño romántico o por alguna otra traición. Estas entidades repiten su tragedia noche a noche, en particular durante la luna llena. Este tipo de comportamiento también se encuentra en el Evangelio de Mateo, quien nos habla de la masacre de los inocentes de Raquel. Igualmente, en la mitología griega se toca el tema a través de Medea, una mujer enloquecida que mato a sus hijos. Las leyendas del mundo entero confluyen para recrear a un ser que tiene contactos con la creación y el inframundo. Ese es el caso de la llorona que mezcla sus orígenes indígenas con algunas leyendas del viejo mundo. Tal combinación genera una mujer víctima del patriarcado y de los prejuicios de la sociedad. Afortunadamente cada día la mujer retoma su poder al reconocer su valor. Sin embargo, el proceso es lento y a veces la mujer vuelve a caer en el error de pensar que la solución a sus problemas está en el hombre, tal como en el caso de Susan Smith.Carolina del Sur: En 1994 Susan Smith asombró al mundo entero al ahogar a sus dos hijos, uno de 14 meses y otro de 3 años. Resulta que ella apareció junto a su marido en la televisión rogando para que le devolvieran a sus hijos, supuestamente secuestrados. Nueve días después confesó que ella los había ahogado. Susan se había enamorado de un hombre adinerado y soltero, de 27 años, llamado Tom Finlay. El señor Finlay le había hecho saber, por medio de una nota, que ha pesar de que existían sentimientos entre ambos, él no podría aceptar a sus hijos. La única solución que encontró Susan fue ahogar a sus propios hijos. La llorona:La llorona representa el sufrir de la madre, la esposa, la hermana, todas a las que han engañado valiéndose de su inocencia. Representa a la mujer que no reconoce su poder. También encarnara a un ser que, según dice la leyenda, visita los ríos y seduce a los hombres infieles y aprovechados, asustándolos hasta hacerlos enloquecer a fin de desquitarse del engaño. Sin embargo, su espíritu está condenado a seguir penando por haber buscado la solución equivocada a sus problemas. Por no respetar la vida de sus hijos la castigaron a padecer eternamente al igual que a Susan Smith, quien pasará el resto de su vida natural en la cárcel.






Vagando por las calles, su escalofriante lamento atemorizó durante siglos a todo aquel que lo escuchaba y generando unas de las leyendas urbanas más conocidas de Mexico.
La Llorona - Un Alma en PenaConsumada la conquista y poco más o menos a mediados del siglo XVI, los vecinos de la ciudad de México se recogían en sus casas con el toque de queda, avisado por las campanas de la primera Catedral; a media noche y principalmente cuando había luna, despertaban espantados al oír en la calle, tristes y prolongadisimos gemidos, lanzados por una mujer a quien afligía, sin duda, honda pena moral o tremendo dolor físico. Las primeras noches, los vecinos se resignaban a santiguarse por el temor que les causaban aquellos lúgubres gemidos, que según ellos, petenecían un ánima del otro mundo; pero fueron tantos y tan repetidos y se prolongaron por tanto tiempo, que algunos osados quisieron cerciorarse con sus propios ojos qué era aquello; y primero desde las puertas entornadas, de las ventanas o balcones, y enseguida atreviéndose a salir a las calles, lograron ver a la que, en el silencio de las oscuras noches o en aquellas en que la luz pálida de la luna caía como un manto vaporoso lanzaba agudos y agónicos gemidos.
Vestía la mujer un traje blanco y un espeso velo cubría su rostro. Con lentos y callados pasos recorría muchas calles de la ciudad, cada noche tomaba distintas calles, pero siempre pasaba por la Plaza Mayor (hoy conocida como el Zocalo de la Capital), donde se detenía e hincada de rodillas, daba el último angustioso y languidísimo lamento en dirección al Oriente; después continuaba con el paso lento y pausado hacia el mismo rumbo y al llegar a orillas del lago, que en ese tiempo penetraba dentro de algunos barrios, como una sombra se desvanecía entre sus aguas.
"La hora avanzada de la noche, - dice el Dr. José María Marroquí- el silencio y la soledad de las calles y plazas, el traje, el aire, el pausado andar de aquella mujer misteriosa y, sobre todo, lo penetrante, agudo y prolongado de su gemido, que daba siempre cayendo en tierra de rodillas, formaba un conjunto que aterrorizaba a cuantos la veían y oían, y no pocos de los conquistadores valerosos y esforzados, quedaban en presencia de aquella mujer, mudos, pálidos y fríos, como de mármol. Los más animosos apenas se atrevían a seguirla a larga distancia, aprovechando la claridad de la luna, sin lograr otra cosa que verla desaparecer llegando al lago, como si se sumergiera entre las aguas, y no pudiéndose averiguar más de ella, e ignorándose quién era, de dónde venía y a dónde iba, se le dio el nombre de La Llorona."
El Origen de la LloronaEl antecedente mas conocido de la leyenda de la llorona tiene sus raices en la mitologia Azteca. Una versión sostiene que es la diosa azteca Chihuacóatl, protectora de la raza. Cuentan que antes de la conquista española, una figura femenina vestida de blanco comenzó a aparecer regularmente sobre las aguas del lago de Texcoco y a vagar por las colinas aterrorizando a los habitantes del gran Tenochtitlán.
"Ay, mis hijos, ¿dónde los llevaré para que escapen tan funesto destino?", se lamentaba.
Un grupo de sacerdotes decidió consultar viejos augurios. Los antiguos advirtieron que la diosa Chihuacóalt aparecería para anunciar la caída del imperio azteca a manos de hombres procedentes de Oriente. La aparición constituía el sexto presagio del fin de la civilización.
Con la llegada de los españoles al Continente Americano, y una vez consumada la conquista de Tenochtitlan, sede del Imperio Azteca, años mas tarde y después de que murio Doña Marina, mejor conocida como la "Malinche" (joven azteca que se convirtió en amante del conquistador español Hernán Cortés), se decía que esta era la llorona, la que venía a penar del otro mundo por haber traicionado a los indios de su raza, ayudando a los extranjeros para que los sometieran.
Representa normalmente a una madre que se lamenta por la pérdida de sus hijos y siempre aparece con un vestido y velo blancos aunque puede variar según la historia o la región donde aparece.
Las "Otras" LloronasEsta leyenda se extendio a otros lugares del Pais, manifestandose de diversas maneras. En algunos pueblos se decía que la llorona era una joven enamorada que habia muerto en vísperas de la boda y traía al novio la corona de rosas blancas que nunca utilizó.En otras partes, se creía que era una madre que venía a llorarle a sus hijos huerfanos.Algunos afirman que es una mujer que ahogó a uno de sus hijos y por la noche lo busca a lo largo de los riachuelos o quebradas, exhalando prolongados lamentos.Otra descripción de la llorona es la siguiente:Mujer de figura desagradable, alta y desmelenada, de vestido largo y rostro cadavérico. Con sus largos brazos sostiene a un niño muerto. Pasa la noche llorando, sembrando con sus sollozos lastimeros, el terror en los campos, aldeas, y aún en las ciudades.Se hace referencia a este personaje acorde con la tradición oral, donde se le define como una madre soltera que decidió no tener a su hijo y por eso aborta, acarreándole esto el castigo de escuchar permanentemente el llanto de su niño. Este castigo la desesperó y la obligó a deambular por el mundo sin encontrar sosiego, llorando, gimiendo e indagando por el paradero de su malogrado hijo.





















No hay comentarios: